lunes, 3 de noviembre de 2008

s/sentido

Ríos de gente dibujan, rayan mas bien como un gran garabato las veredas, y así mismo los autos en la calle, las calles con sus micros congestionando el transito, sumándose a la cacofonía urbana de las bocinas y sirenas, micros llenas de mucha gente apretada que se empuja, roza, y de vez en cuando intercambia lacónicamente alguna frase como “me das permiso?” . tras mi espalda una mochila cargada de facsímiles y miles de otras webadas que nada tienen que ver con lo académico.




Mi aspecto patético, avanza lento, yo evito encontrármelo en los reflejos de las ventanas de los autos y edificios. Hoy mi aspecto no acompaña a mi ánimo y el tiempo avanza de una manera tan descoordinada dentro, y fuera de mi , que hasta mis pasos enredan su ritmo con los que di ayer, mis piernas no logran llegar a un acuerdo sobre a donde llevarme, solo se abren paso, medio apresuradas, como si se dirigen a algún lugar determinado….

Mi tronco avanza sobre ellas, y un poco mas arriba, y hasta un poco más atrás, (siempre quedándose atrás) mi cabeza, maquinando situaciones, mis bellos erizados esperando la caricia fugaz de cualquiera que pase, mis oídos despiertos, armando diálogos incoherentes, de palabras sueltas en el aire, que no se borran.

Esperan suspendidas

Ahí

A la altura de su cabeza, esperan aún las palabras que dijo la señora, que cuadras mas adelante, va cargando sus bolsas amarillas.

Esperan acoplarse sin sentido al “me fue como el forro” del pingüino que a mi lado, le comenta algo a su compañero…

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